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¿Unas terceras elecciones? ¿Y por qué no unas cuartas o unas quintas?

Comienzan las consultas entre el Rey y los líderes políticos españoles para desbloquear la situación política de este verano 2016. Asunto imposible, pues de conseguir una investidura por la mínima, no sería posible gobernar con seguridad y con lo que necesita en estos momentos ni para España ni en la Europa actual, donde debemos ser un punto mucho más importante del actual. ¿Pero hay otras alternativas a la parálisis?

Sin duda, ninguno de los cuatro líderes políticos actuales, los que ponen su cara en los carteles electorales para que los ciudadanos confiemos en ellos, han demostrado su incapacidad para liderar España. Literalmente no se merecen gobernar España. Y de hecho si el atasco es brutal y las soluciones nulas, es por culpa de cada uno de los cuatro líderes. Si alguien ha demostrado que NO sirve para lo que se presenta, debe irse con la responsabilidad lógica del sentido común. Es también su propia responsabilidad histórica que deberían valorar. Miran en exceso al corto plazo y muy poco al largo plazo de una España que necesita soluciones.

Ni Mariano, Pedro, Pablo o Alberto deberían continuar siendo los candidatos líderes de las cuatro formaciones. ¿Se resolvería con otras personas? Pues no hay garantía, pero al menos hay posibilidad. Tanto en unas nuevas elecciones, como incluso en otras negociaciones entre todos ellos. Pensemos en una empresa o en un equipo deportivo. ¿Qué se hace si quien debe tirar del equipo hacia el éxito se ha quedado cojo o con apendicitis?

Lo que quieren demostrarnos a todos los ciudadanos es que ha fallado “el sistema”, es decir “la nueva política”. Algunos quieren mostrar que pasar de dos (bipartidismo) a cuatro es un enorme error para “el sistema”, es decir para España. Y que debemos auto convencernos cada uno de nosotros que no debemos caer en lo que los jugadores de este ajedrez llaman ˝error de las nuevas políticas”.
—No sigáis votando a los nuevos, que nos lleva al caos.

¿Unas terceras elecciones? ¿Y por qué no unas cuartas o unas quintas? ¿quién garantiza que en unas terceras se logrará desatascar esto? Empecemos por lo sencillo. Volvamos al punto de partida. Analicemos en qué nos hemos equivocado todos y pongámonos a pensar si cada uno de nosotros somos capaces de resolver algo la situación. Si estamos en este punto debemos reconocer que también cada uno de los españoles tenemos nuestra responsabilidad.