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Me voy a Madrid con Joaquín y Carlos. Y ellos no lo saben

Me voy a Madrid envuelto sonoramente en Sabina y muy cerca físicamente de Carlos Saura que vuelve desde Zaragoza. Sus 87 años me dan envidia. Yo los deseo para cuando toquen. Me faltan casi 25. Jodo si puedo dar mal todavía. 

Madrid está dentro de una chistera esperando los sonidos de los de fuera. Madrid suena todavía a esa España válida, feliz y culta. No sabemos por cuánto tiempo. 

Miro a Carlos y lo veo con ganas de arreglar España, pero creo que en el fondo y como a mí, cada vez le importan menos los tontos por ciento que invaden los pensamientos de viejos. 

Que creo que no son los nuestros. Ni los de Joaquín, ni los de Carlos ni los de Julio.