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Hablamos de verdad de los malos funcionarios en España?

Cada día queda más demostrado —poco a poco, pero espero que de forma imparable—, que el sistema de acceso a trabajar en puestos públicos es un auténtico fracaso en España. Las oposiciones son unos mecanismos en los que los alumnos que más capacidad tengan para memorizar, o incluso los que más veces hayan intentado aprobar sin lograrlo, son los que más posibilidades tienen para obtener el puesto de trabajo. Los mejores de verdad, los que serían los mejores seleccionados en una empresa pivada, se quedan fuera.

De excelencia, nada de nada. ¿Analizamos como se accede a un puesto de trabajo público en otros países de Europa?
Así que en España nos encontramos con auténticos tarugos en puestos de trabajo público, fijos para toda la vida, sin ganas de reciclarse ni de entregar nada de sí mismos. Ellos ganaron la plaza y como el que gana la lotería, se han amoldado como una columna en su oficina, que por cierto es suya en propiedad, y se adaptan si acaso con algún esfuerzo cuando pintan las paredes, para seguir mimetizados.
Efectivamente, faltaría más, no son la mayoría. Pero son.
Y sucede entre médicos, enfermeras, trabajadores de justicia, profesores, encargados de cobrar el agua municipal o escondidos de diverso color.
Nunca han tenido que pasar una entrevista de trabajo para conseguir su puesto. Si acaso memorizar miles de leyes que hoy ya olvidaros. Nunca han tenido que demostrar que son mejores que los que vienen, no lo necesitan. Nunca necesitan reciclarse si no quieren pues nadie les dice que así no, chatica. Nunca han llegado a pensar que si hacen mal su trabajo, pueden ser despedidos y tendrán que buscarse otro trabajo.
Hablamos de lo mal que va la sanidad o la educación. Pero no decimos que junto a profesores o personal sanitario que entrega un 150%, hay otros trabajadores del mismo habitáculo que entregan el 35%. Unos callan por corporativismo, otros por dignidad mal entendida, otros por adaptación a la situación, otros por miedo.
Ahora esto ya casi no sucede, lo de lograr una plaza en estas características, pues no se abren puestos a funcionariados. Pero ellos no se enteran, pues ya son propietarios del suyo y les da igual si a su alrededor hay decena de excelentes trabajadores eventuales, que van y vienen y trabajan de manera distinta. Parte de la responsabilidad, lo siento, son delos que trabajan el 150%, tapando a los vagos y jetas que se esconden entre el color de las columnas de la pared.