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Tras el Consejo de Ministros, hay que opinar

Observando la rueda de prensa del Consejo de Ministros de ayer y evaluando la evolución de la diatriba política de los políticos europeos, a uno se le queda un regustillo amargo. Por un lado, parece cada vez más claro que la austeridad deja de ser el marco desde el que se observa y estructura todo progreso económico.
Sí, es cierto, ni Rajoy, ni Merkel, ni incluso el FMI han dicho de manera rotunda que la austeridad ha sido un fracaso y que van a dejar de golpe de apostar al rojo, pero eso era algo esperable.
Si te has pegado más de cuatro años defendiendo una idea, es difícil que de golpe cambies de opinión y te contradigas a ti mismo, porque sería tanto como decir que previamente te habías equivocado, y ya sabemos que a los políticos no les gusta decir esa clase de cosas.
Por el contrario, dicen que la austeridad sigue siendo necesaria, pero la clave está en el camino que abren, y en lo que hacen, como siempre, y no en lo que dicen.
Este año, 2013, se seguirá reduciendo el empleo público, seguirá bajando la inversión y el consumo público y aumentará la recaudación vía ingresos de IRPF e IVA (sobre todo este último). Pero, al menos desde lo visto en la rueda de ayer, totalmente descafeinada y sin ningún tipo de estructura reformista de calado, no se entrevén medidas potentes que puedan dinamitar la economía española.
Sí, hay elementos que siguen la senda marcada por los tambores de la devaluación interna, como la llamada desindexación que decían entre risas. Esto, no quiere más que decir que los salarios (públicos, de momento) no subirán tanto como la inflación, así como el nombramiento del “factor de sostenibilidad” (que se impondrá en las pensiones).
Pero la gente acoge con gusto esta clase de políticas. Sino, el PSOE ya podría estar diciendo que si ellos llegan al gobierno desharán este tipo de políticas, y si no lo hacen es porque saben que no piensan hacerlo, porque saben que vienen ordenadas (programadas dijo ayer Montoro en un desliz) desde Europa.
De soberanía política España tiene lo que yo de premio Nobel, y más vale que nos vayamos acostumbrando, porque si dices algo con la intención de salir del Euro te siguen tomando por loco. Y no me malinterpreten mal. No tengo nada en contra de “Europa” como concepto. Estoy en contra del chiringuito que hemos montado y del anillo único que nos hemos puesto en la mano y nos sigue atando en las tinieblas.
Sobre las previsiones macroeconómicas, uno solo puede ver desidia y apatía. El propio gobierno no entiende qué demonios pasa con la economía española (a falta de que alguien les haga un esquema). Le echan la culpa al mal comportamiento de la economía exterior. Y en parte es cierto, claro. Tan cierto como cuando Zapatero echaba mano de esa recesión global mientras el actual gobierno lo criticaba por irresponsable.
Europa está en caída (Alemania con probabilidades de entrar en recesión, Francia igual, Grecia caput, Portugal en breves…), y nuestras exportaciones (que tan bien nos venden como el milagro español), aumentan mucho menos de lo esperado.  Y en un contexto donde la demanda interna está bajo mínimos, obviamente el crecimiento se resiente.
Pero esta depresión general tiene una explicación, y no es la aleatoriedad. Mientras en EEUU crecer a un 2,5% se le considera ya un dato medianamente malo (se esperaban un 3%) en Europa seguimos revisando a la baja todas las previsiones de crecimiento sin despeinarnos. Sin pensar en hacer reformas estructurales de verdad. De verdad significa de verdad, no pantomimas mal diseñadas. Ajustar el déficit público ni siquiera es una reforma, ahora mismo es una estupidez programa desde una Europa que no entiende como funciona la economía. Se entiende claro, si uno ve que Merkel, que dirige un país que no está pasando por sus mejores momentos, pide subidas en los tipos de interés.
España tiene una tasa de paro del 27,16%. Lo puedo repetir si quieren porque me cuesta bien poco. 27,16%. Esperen, esperen, si es que es muy fácil escribirlo, vean: 27,16%.
¡Oh! ¡Madre mía! ¡Que disparate! ¡27,16%! Señor, ¿dónde vamos a llegar?
Podemos poner todas las exclamaciones que queramos, pero esta barbaridad, sigue sin tener visos de querer ser solucionada.
Y es que a veces miramos la crisis pensando en los problemas que puede acarrear a las personas que la padecen, pero ya hay más de dos millones de personas que llevan dos años sin trabajar. Nos estamos cargando estructuralmente al país por no atender a un problema cíclico, y luego nos lamentaremos y haremos estudios y se escribirán papers, y retornarán gobiernos, y decenas de opinadores incultos (“yo este tema no lo domino pero pienso que…”) dirán chorradas sobre qué nos pasa, pero mientras la población sigue sufriendo y desde el gobierno no se hace nada de nada.
Se ríen, eso sí.
Como cuando le preguntan a Montoro que detalle qué impuestos va a subir. Y cuánto, y cuándo. Y el tío dice que no, que no dice nada porque “se distorsiona el mercado”. Pero vamos a ver, ¿entonces para qué dices nada? ¿Te crees que somos estúpidos? Sí, claro que lo somos, no entiendo como sino sigue un tío tan incompetente como usted en el gobierno.
Luego dice Guindos que miremos los indicadores adelantados, no los atrasados. Y lo dice defendiendo que la mejora en la balanza por cuenta corriente denota el paso previo a la mejora económica del país, sin entender que se debe en gran parte por una caída en las importaciones derivadas de la depresión a la que se ven sometidas las familias.
Por supuesto que el cuadro macroeconómico no tiene ningún sentido. Hasta el mismo De Guindos dijo que no había que verlo como un pronostico. Si ya estimar el crecimiento con un año de adelanto es una quimera en un panorama de alta incertidumbre como el actual, hablar de cifras del año 2016 es absurdo. Pero aun así, de las dos horas que duró el show de ayer se dedicaron más de la mitad a vendernos la moto de un futuro matemático. Es el marketing de la política.
Gracias a Dios, tenemos un gobierno altamente predecible. Rajoy dijo a comienzos de semana solo una cosa. Solo sabíamos una cosa de lo que se nos venía el viernes. Que no habría subidas de impuestos. Una vez que sabes que el que tienes en frente es un mentiroso patológico, la cosa es fácil, la verdad es siempre lo contrario de lo que está diciendo.
Así que espero que anuncien antes de tiempo que ganarán las elecciones. Eso nos dará algo de esperanza. Aunque no mucha. Caótica Economía