Páginas

40 años de la Reforma Política. Y parece que fue ayer

Viñetas de Peridis en El País, del día de las votación y del posterior
Esta semana hemos recordado muy poco y de soslayo, que hace 40 años los españoles votamos por la Reforma Política. Hoy, en que la Transición se ve como un gran error sin haberla vivido desde dentro, como para poder ser capaces de juzgarla con los datos sociales de aquel tiempo, y no ya por sus resultados —de los que tenemos responsabilidad todos, tambien los de ahora, pues el resultado final se podría haber mejorado en cada uno de estos 40 años—, sino por sus connotaciones sociales e históricas de aquel momento que obligaban a realizar los movimientos de una forma muy determinada. Por eso es bueno recordar algunos brochazos, suaves, eso si.

No hubo “huevos” para hacer otra cosa que no fuera la Transición que se hizo. Pero además estoy seguro que menos mal que no hubo huevos. En aquellos años los militares chusqueros salían a la calle con sus pistolas a meter miedo a los jóvenes con bufandas. Actuaban peor que la policía con sus grupos de afines de extrema derecha que si veían grupos de jóvenes los paraba para revisar si llevaban spray. Si te pillaban con uno, las hostias estaban aseguradas.

En aquel momento los que estábamos en la calle sabíamos perfectamente cómo se las gastaba la policía y los militares que observaban también desde la calle. No sólo no podías ir a las manifestaciones con jersey rojo, sino que éramos ya todos tan habituales que nos saludabamos con los policías de la secreta, con un leve gesto de cabeza. Ellos nos conocían y nosotros a ellos. Y a ellas.

No había miedo a nada que no fuera “no lograrlo”, es decir, que se perdiera la oportunidad que se nos abría. Todxs sabíamos que aquello no era lo que deseábamos, sabíamos leer libros prohibidos que nos llegaban por diversos sistemas. En la calle había muchos universitarios letrados antes de salir de casa. Incluidos universitarios de sanidad que montaban enfermerías en sus propios domicilios o en lugares estratégicos, para curar las heridas y golpes. Y hablo de Zaragoza.

Si ibas a un hospital con una hostia bien dada, te detenían por tonto.

Así que sin más, cuando salió la Reforma Política y escuchamos a los líderes del PC y del PSOE decirnos que había que votar que sí, votamos que sí. Otros partidos más afines a nosotros, nos pedían abstenernos. Pero muchos entendimos que con lo poco que sabíamos de votar, no ir a practicar era tanto como no participar de algo que nunca habíamos tenido.

El “desencanto” vino después. Los militares se cabrearon tras un año de no entender nada y estallaron cinco después, ya que a ellos también en 1976 les contaron la milonga de que aquello era papel mojado y que simplemente iba a servir para acercarnos a Europa un poco más. 

Sin esta votación nunca se hubiera legalizado el PC en el año 1977, menos de 4 meses después de este referendum. Es muy posible que si no hubiera existido la llamada Transición, en años posteriores algo hubiera existido para colocar a España en su lugar estratégico. Buenos eran los EEUU como para dejarnos en la senda del peligro y sin controlar. 
Pero si eso que nunca se hizo hubiera sido mejor o peor, nunca lo sabremos. por eso decir que aquello fue malo…, es no admitir que fue lo mejor que supimos hacer y lo menos malo que fuimos capaces de soportar.