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Habéis visto el paisaje de la izquierda. Es el desierto

Que en estos momentos en Europa y España NO esté gobernando con tranquilidad y absolutas mayorías…, la izquierda, es la demostración más clara que desde la sociedad progresista con responsabilidades sociales y políticas lo hemos hecho muy mal en los últimos ocho años. Y hay que decirlo con fuerza y responsabilidad.  

Somos nosotros los que hemos propiciado desde la izquierda que el mundo occidental esté gobernado por la derecha en los tiempos de crisis.

La crisis la creó el sistema capitalista desde sus laboratorios. La han aprovechado ellos mismos para hacerse con todas las plusvalías que ha generado en estos ocho años la propia crisis. Ha colocado en una situación mucho peor a todos los demás que somos de clase trabajadora aunque nos convencieron de que éramos de clase media, y que somos los que realmente hemos sufrido la crisis y la estaremos pagando muchos años.

Pero nos han convencido por activa o por pasiva, que la única salida la tienen los mismos que han creado esta situación.

Admitamos esto, y ahora pasemos a ver qué se puede hacer.

Hoy me han dicho que la izquierda además de burócrata es burguesa. Está desunida y en realidad no sabe a dónde va. Por no saber, no sabe qué es. Y me lo ha dicho una persona de izquierdas de larga trayectoria.

Si nosotros desde la izquierda, no sabemos qué somos, es imposible transmitir a la sociedad qué somos.

Y la sociedad sólo se acerca a quien identitariamente se le parece. No tanto ideológicamente como en identidad social. 

Si no somos capaces de mandar a ltoda la sociedad una imagen clara y limpia, compuesta sobre todo de una pedagogía inmensa que transmita que SÍ sabemos qué somos…, toda la sociedad nos obviarán.

Hay que aclarar qué somos. Qué queremos seguir siendo.

Todas y cada una de las organizaciones políticas y sociales, deben responderse qué somos. La derecha sabe perfectamente qué es. Y a quien no lo tiene claro dentro de cada organización conservadora, le enseñan la puerta de salida. Y siguen sonriendo.

Definir qué somos, es simplemente decidir qué somos. Decidir antes de definir.

Pero queremos ser ambivalentes para acceder a más espacios. Incluso para tener más militantes. Pero con ello lo único que hacemos es crear conflictos internos sin solución y no saber explicar nuestras posturas, por miedo a crear conflictos. 

¿Os parece esto sencillo?
¿Os parece que esto ya está muy claro?
¿Que quien no lo tiene claro soy yo?












Preguntarlo en la calle, y veréis que NO. La sociedad ha dejado de votar a la izquierda. Los militantes de izquierda han dejado de creer en la izquierda. Los activos militantes de la izquierda están tan liados, que ahora muchos de ellos trabajan en organizaciones sociales aledaños a la política…, pero sin ataduras políticas.

Como dice Sabina, seguimos viviendo en la Calle Melancolía, pero ahora nos dedicamos a lamernos las heridas y a mirar de reojo a la derecha, que sigue emborrachada de éxito.

Si preguntamos a la sociedad progresista activa, quien es de derechas y quien es de izquierdas, tendrán tantas dudas que será imposible realizar un estudio completo.

A la izquierda activa, si.

A la pasiva que debe ser más inteligente, ya le entró la melancolía política en los años 80. 

¿Y con esos maderos, a donde queremos ir?

Estoy cansado de escuchar que el PSOE es de derechas. Digo cansado por no decir harto. Hay muchos militantes del PSOE que son más de izquierdas que yo. Y militantes del PSOE que son auténticos borregos del sillón atado al culo. Podría decir lo mismo de IU, de CHA o ya incluso de Podemos. Todos son de izquierdas, porque la historia que los fundó era de izquierdas. Otra cosa es que tontos de baba rompan con la historia.

Es verdad que la izquierda es en gran parte burguesa. En mucha gran parte. Hoy a diferencia de los años 70 y 80, ves pocos trabajadores de taller entre la izquierda activa. Los sindicatos no existen fuera de sus despachos de grandes empresas. La calle la toman los funcionarios mientras los obreros de menos se quedan en casa, y los intelectuales ni hablan ni oyen.

¿Y qué hacemos para evitarlo? Pues muy poco…, y lo digo así, para ser blando. Claro que…, tenemos la obligación de hacer mucho más. Y si no lo hacemos somos responsables por estar o por no dejar que estén otros.

El espectáculo de la izquierda es tremendo. No se podría haber diseñado peor este momento actual. Tan tontos somos, que todos nosotros estamos demostrando que somos inútiles, prescindibles. Yo el primero.

Si la sociedad no es capaz por sí sola de crear sustitutos que nos echen de la casa política a hostias suaves en el cogote, al menos deberíamos tener la dignidad de abandonar el puesto en manos de otros diferentes, pues aunque no sean mejores, es casi seguro que peores no serán. Tengamos al menos la dignidad de saber elegir a los que nos van a recambiar.

¿Somos capaces de pensar en el futuro? ¿De imaginarnos quién habitará el futuro?