
Suárez: ¿Dónde podemos hablar?
Ujier: Presidente; aquí hay un cuarto.
S: Explíqueme qué locura es esta.
Tejero: Por España; todo por España.
S: ¡Qué vergüenza para España! ¿Quién hay detrás de esto? ¿Con quién tengo que hablar?
T: No hay nada que hablar. Solo obedecer.
S: Pero, ¿quién es el responsable?
T: Todos; estamos todos.
S: Como Presidente del Gobierno de España le ordeno que deponga su actitud.
T: Tú ya no eres Presidente de nada (actitud amenazante).
S: Le ordeno…
T: Yo solo recibo órdenes de mi general ¡Siéntese!
S: ¿Qué general?
T: Milans. No tengo nada más que hablar.
S: Le insisto. Soy el Presidente.
T: No me provoque.
S: Pare esto antes de que ocurra una tragedia. ¡Se lo ordeno!
T: Usted se calla. ¡Todo por España!
S: Le ordeno…
T: ¡Cállese; siéntese! (Dirigiéndose al ujier) ¡Usted fuera!
Según se supo, tras aquella discusión Tejero se le acercó con la pistola en la mano a Suarez y se la puso en la sien. Suarez le grito sabedor del final un: “¡¡Cuadrese!!”, y Tejero tras mirarle con desprecio dio media vuelta y salió de la sala donde quedó recluido toda la noche Adolfo Suarez. En realidad Tejero era un teniente coronel incapaz de tomar decisiones por su cuenta, habiendo superiores militares que tenían que ir a dar las órdenes pertinentes. Nunca llegaron y le dejaron solo.