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Los errores en el caso de los niños de Córdoba hay que pagarlos

Como dice el Ministro del Interior, cualquier buen escriba es capaz de hacer un gran borrón. Lo del triste caso de los niños de Córdoba es una gran mancha en un cuerpo de policía científica que se ha equivocado. En el trabajo puedes y debes hacer tu trabajo siempre bien, nadie te aplaude por hacerlo como esperan por tu profesionalidad, pero los errores te destrozan y no se pueden cambiar por los éxitos. El Ministro ha intentado justificar a sus subordinados sin tener él ninguna responsabilidad indirecta pues los hechos sucedieron cuando no era responsable. Pero alguien debe asumir los errores cuando estos estén claros, y simplemente descansar de su responsabilidad unos años. Y en este caso no es un político, si no un técnico superior. Lo más vergonzoso es que al final haya sido un encargo investigador de la madre de los niños Ruth y José lo que hayan puesto luz sobre el caso. Sobre todo por lo que supone de falta de confianza en un excelente trabajo del conjunto de la policía, que ya estaba manchado con algunos casos graves y mediáticos de los últimos años. No estoy a favor del uso en estos tristes casos que hacen los medios de comunicación para conseguir audiencia, creo que como concepto ensucian todo, las investigaciones y la opinión pública. Pero también debemos ser sinceros y reconocer que sin la persistencia aburrida y a veces amarilla de algunos medios, los casos más recordados por todos en España, hubieren tenido otro final y no siempre positivo. La persistencia es positiva; la doble o triple mirada en investigaciones complejas más; la sensación de todo buen profesional de que los errores son posibles y que por ello hay que revisar y volver la vista atrás, cuando uno mismo se atasca, es una necesidad personal del buen profesional. Ahora toca reconducir con calma el proceso, asumir errores que puede ser bueno para todos, y pedir perdón.