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La verdad oculta de la economía de China

Hablaba el otro día con un economista español sobre China y me sorprendió algo obvio pero curioso.  El gran éxito económico de China está guardado en secreto. Entre los países de Occidente es muy fácil poder intercambiar datos sobre sus números macroeconómicos o sobre su realidad microeconómica. Todo lo sabemos de todos, a poco que rasquemos entre las oficinas estatales y hagamos limpieza entre lo que hay de verdad y lo que se oculta. Todo parece abierto a la luz del investigador.

Pero cuando intentamos hacer lo mismo con China todo parece secreto. Nos consta —comentaba el economista—, que en China hay un gran número de economistas propios trabajando la investigación económica, contratados o becados por organismos públicos pero intercambiando entre ellos su propia información. En cambio todos estos datos permanecen en secreto para Occidente. No sabemos qué están investigando, a qué conclusiones llegan, por donde avanzan, cuantos y quienes son.
Nos enseñan la patita, nos engañan con cifras falsas sin disimularlo, pero la substancia de todo se la guardan para ellos. País por cierto, adalid de la copia y de crecer a través de lo que otros ya dan por terminado. Unos tipos inteligentes que saben guardar el huerto y además dedican mucha fuerza a la investigación, para tener más información.

Efectivamente, la información es poder.