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La derecha vuelve a unir a los trabajadores en una España herida

Hoy muchos miles de españoles hemos salido a la calle en protesta por la Reforma Laboral; los suficientes trabajadores como para que a todos se nos abra un ápice la ilusión por la unidad de acción, sobre algo que ya teníamos superado y que nos había costado muchas huelgas conseguir, un Estatuto de los Trabajadores, digno. Los dirigentes del PP más sus votantes recalcitrantes muchos de ellos trabajadores, hoy no pondrán la televisión para no vernos. 

No estamos avanzando nada en colocar a España como un país con futuro para un siglo XXI que avanza a gran velocidad. No ya “en el futuro” sino tan siquiera con algunas luces “de futuro” necesario para mantener lo conseguido. Llevamos décadas hablando de lo mismo y soportando crisis de empleo por lo mismo, sin aprender siquiera, de que nuestra forma de encarar la industria, la producción, la formación, es obsoleta y de mala calidad. Yo no recuerdo bien las muchas veces que hemos hablado de reformar la Formación Profesional. Para nada. No sé cuantas veces hemos hablado de los informes Pisa y de la necesidad de reformar de verdad la educación en España. Y la hemos reformado excesivas veces, tantas que no hemos reformado nada. Se me olvidó la fecha en la que escuché por primera vez que la formación continua funciona en otros países y en España no. Que la formación de los gerentes y empresarios españoles es muy baja. Que nuestra manera de “ser” empresarios es más especulativa que industrial o productiva, por mucho que todos entendamos que la meta de una empresa es ganar dinero.

Yo no sé cuantos años hace ya que escuché por primera vez que nuestra industria no es competitiva. ¿Tal vez hace 40 años o fueron 35? ¿Cuántos años hace que hablamos sobre nuestros horarios laborales obsoletos y sobre nuestra organización laboral vieja? ¿y sobre la baja participación de los trabajadores en sus sindicatos? ¿y de que España se está convirtiendo en un país de servicios? ¿y del fraude fiscal y contable de muchas empresas? ¿hablamos mucho o poco de la economía sumergida, del dinero negro, de las “no” facturas? ¿cuántas décadas hace que descubrimos que hay que exportar más y que aprender idiomas es muy necesario en todos los ámbitos? Llevamos cuatro años avisando del paro juvenil como un enorme lastre social que nos va a marcar en el futuro a una generación o tal vez ya dos, que se van a quedar vacías de futuro.

Somos capaces como sociedad de señalar los errores, de darnos cuenta de nuestros fallos como sociedad. Pero no somos capaces de encontrar respuestas y soluciones. No sabemos hasta donde estamos condenados a caer, cual es el puesto lógico para una sociedad como la española en este siglo XXI. Por de pronto, deberíamos ponernos serios e incluso tristes. Por cada puesto que nosotros como sociedad perdemos, otra sociedad en otro lugar lo gana.