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Seguimos en esa transición a Europa, que se hace eterna

Transicionarse (transición) es moverse de lado, avanzar, pasar de un lugar a otro, cambiar repentinamente (o de forma lenta) de ideas o de lugares, de nuestro modo de ser. Es un cambio entre un modo antiguo a otro diferente y nuevo…, a veces incluso más moderno, pero siempre con altibajos, con tempos distintos entre fases.

Que es más o menos lo que sucede ahora en Cataluña y en España en este 2017. Así que es complicado decidir en qué momento debemos dar por concluida la Transición Española, pues gran parte de las necesidades de cambio en Cataluña vienen motivadas por las decisiones que se tomaron en el año 1975 y posteriores. No supimos edificar un Estado moderno, no se podía y todo hay que advertirlo mil veces mil, y aquellos errores ahora nos pasan factura.

Puede parecer que desde 1975 hasta el 2017 han pasado tantos años, que o somos muy lentos o somos unos incapaces o es falso que todavía estemos en la Transición. Yo diría que los tiempos históricos son diferentes a los tiempos vitales de las personas, y que dentro de la Transición, lo que sin duda has existido son fases, bloques cerrados, capítulos, añadas.

Incluso personajes que son los que han marcado espacios y decisiones. Pero el continente es el mismo, España. Y el contenido también, una sociedad que se va construyendo hacia la democracia para ser similar a Europa. Y hasta que no lo logremos, no podemos decir que hemos cerrado el libro de la Transición.

Podemos pensar que ya estamos en Europa, y eso es cierto. Pero no es igualdad de condiciones, más si admitimos que España por el tamaño de su espacio geográfico, por el número de habitantes o por su historia, debe estar en el pelotón de los primeros, y nunca en el grupo de los de cola.