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¿Por qué un café puede costar 1 euros o 2 euros?

Los precios de los productos que compramos los pone el Mercado, ese poder abstracto que se mueve por unas leyes abiertas y que a veces casi desconocemos. Pero que en realidad son normas no escritas pero perfectamente estructuradas para beneficio de la acción del comercio.

Un café puede costarnos entre un euro y dos euros, depende de la ciudad, del establecimiento, de la calle en donde se encuentre, del tipo de clientes que tenga, del número fijo de clientes al día. El café sigue siendo el mismo y el servicio puede ser idéntico, pero el precio casi se puede duplicar.

Entran factores como el nivel económico de esa ciudad, el número de personas que pasean por esa calle todos los días, el tipo económico de esas personas, el coste del alquiler del local, lo que el dueño tiene que pagar si es una franquicia, etc. 

Pero NO entra el valor de la materia que nos están vendiendo. Incluso muchas veces tampoco interviene en el precio el que haya mucha o poca competencia cerca del local.

El poder del precio lo tenemos los consumidores, admitiendo un precio u otro.
 

A las 8 o a las 11 de la mañana necesitamos un café rápido, y si el local está en una zona de servicios, oficinas, una calle principal de gran paso, aunque tenga varios locales similares, triunfará quien lo sirva de forma rápida y con una calidad media alta. Son clientes fijos que buscan un buen precio pero además un buen servicio.

Pero si ese mismo local está en una ciudad turística y de paso, donde no existen clientes fieles y fijos, sino todos son esporádicos que ya no vuelven, el precio puede ser alto y la calidad mala. No importa nada quedar bien con el cliente. 

Y el dueño que alquila ese local a la empresa que vende café sabe eso y quiere cobrar un alto precio del alquiler pues el éxito es “la zona” y el tipo de cliente que pasa por esa calle.

El dueño del local sabe que también él tiene varios posibles clientes dispuestos a pagar un alto precio por esa esquina o esa posición en la calle principal. Y lo aprovecha. Estos movimientos comerciales de precios los podemos observar precisamente en las calles más comerciales de las grandes ciudades que tienen libertad de precio en los alquileres.

Veremos en estas calles la gran movilidad de negocios, como van cambiando cada poco tiempo, y no porque les falten clientes, o sean zonas donde haya pocos viandantes, sino porque los altos alquileres hacen inviables el negocio.

Un jersey o un café puede costarnos lo que quiera cobrar indirectamente el dueño del local por el alquiler, no tanto el dueño de la tienda o cafetería. Y ese factor del coste fijo del alquiler del local tiene más que ver con el precio final que la calidad de lo que compramos o nos sirven al entrar.