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Los niños catalanes también necesitan creer en los milagros

Quiero mostraros esta imagen de Barcelona con niños creyendo que la felicidad depende de creerse que todo es posible, incluyendo pompas de jabón que salen de la nada para flotar y explotar sin motivo aparente. El milagro de la inocencia que convierte en alegría lo simple.

Cataluña está dolida, herida, partida, con deseos de reencontrar la calma y el sentido común. Y el resto no se lo estamos poniendo fácil. Por el camino que vamos andando dejaremos de creer enseguida en los milagros y en cambio es necesario volver a la inocencia infantil de que todo es posible, incluido creer en los milagros de las pompas de jabón que vuelan y desaparecen.

Con Cataluña podemos hacer muchas cosas, pero solo una es válida. Hay que hablar. Todo lo que no sea dialogar será empeorar las cosas, si no en el corto plazo, sí en los meses y años posteriores. No hay que doblar las rodillas, ni ceder lo imposible o ilógico. 


Pero tampoco hay que dejar de reflexionar, pues hay muchas formas de hacer las cosas, muchos países que funcionan muy bien con diferentes maneras de unir Estados o Lander, o nacionalidad o idiomas distintos. Copiar en esto no está prohibido.