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Queremos tener esclavos aunque hundamos España

Hemos estado comprando semillas y especias para intentar hacer vermut en casa y hemos ido a la que creía era la mejor tienda a granel de especias y semillas para la cocina de mi ciudad. 

Un desastre. 

El ajenjo lo ha tenido que encontrar mi pareja pues la dependienta no sabía si eran semillas o polvos ni si se había acabado o nunca habían tenido, no había anís estrellado, no sabía dónde se había escondido la manzanilla en flor, y del resto es mejor no insistir. 

La pobre chica no tiene la culpa, estamos todos cansados de ver dependientes contratadas no por lo que saben sino por lo poco que son capaces de querer cobrar. 

Al poco se van y vuelven a por otra esclava barata. 

La indignidad laboral afecta a la sociedad entera, también a los clientes, pero nos empeñamos en seguir por ese camino de mierda, creyendo que mientras haya beneficios para mi todo va de puta madre.