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Nos gusta jugar a las guerras. Dicen que para evitarlas

No es bueno empezar el año con dos detalles bélicos viejos, reactivados por idioteces de los que tienen la obligación de ser sensatos pues para eso mandan sobre la vida en el mundo. Por una parte el coreano sin personalidad advirtiendo que ya tiene una nueva arma estratégica con acciones traumáticas. Y por otra parte el asalto a la embajada de los EEUU en Bagdad.

En el año 2003 los EEUU invadieron Irak y desde entonces su presencia es fuente de conflictos más que de soluciones en una zona siempre a punto de estallar, salpicada de guerras constantes. Pero es en 1990 cuando se inició la Primera Guerra del Golfo aquella que llamaron los simpáticos del mundo “La Madre de todas las Batallas”.

Es posible que se nos diga incluso con una cínica sonrisa en los labios que en el mundo siempre es necesario tener guerras, para evitar que haya una sola a la vez y repartida por todo el mundo mundial. Son como esas válvula de escape que llevan las ollas a presión. Es mentira aunque la persistencia de la realidad llegue a convencernos de que es verdad.